La fundación del Monasterio de San Pedro de Cête, que la tradición atribuye al noble don Gonçalo Oveques, se remonta al siglo X.
Fue restaurado entre finales del siglo XIII y principios del XIV, debido a la iniciativa del abad don Estevão Anes, como se puede comprobar en la inscripción en caliza que se encuentra junto a su tumba.
De esas obras solamente se aprovecharon, del antiguo edificio, las primeras hiladas de los muros de la nave y la portada sur, orientada hacia el claustro.
La Iglesia, a pesar de la reforma gótica, es testigo de la larga aceptación en el tiempo de las formas y del modo de construir románicos.
La torre del campanario abriga la capilla funeraria de don Gonçalo Oveques, reformada, tal como la sala del capítulo y el claustro, en el período Manuelino [siglos XV-XVI].
En 1551, el Monasterio dejó de pertenecer a la Orden Benedictina, siendo anexado al Colegio de la Gracia de los Ermitaños de San Agustín, de Coimbra.
Destacan, en el interior, las imágenes de San Pedro, de Santa Lucía y de Nuestra Señora de Gracia, en piedra calcárea, y la pintura mural de San Sebastián, datada en el siglo XVI.
Ubicación: Paredes