Cuenta la leyenda que el Sr. Emilio, un pintor que recorría las parroquias de Paredes de Coura, frecuentemente recibía visitas de brujas. A pesar de que de niño había oído varias historias, nunca creyó que estas existiesen realmente. Trabajando como pintor en una casa de un labrador, ya un hombre maduro, continuaba oyendo historias de hechiceras. En tono de broma, una vez dijo "Mirad quien tiene esta noche ropa en el tendal, fuera de la puerta, verá que ellas van a hacer el mal". Al día siguiente, para su sorpresa y desagrado, sus pantalones aparecieron cortados. Desde ese día, nunca más quiso escuchar mencionar la palabra "bruja". El hecho es que, incluso así, las brujas lo buscaban a él. En una pausa del trabajo, el Sr. Emilio fue abordado por una señora mayor, delgada, fea y mala, llamada tía Casimira, que se sentó a su lado incluso contra la voluntad del pintor. Entre tanto, apareció un hombre, con un carro de vacas cargado. El ganado estaba tranquilo, pero cuando la mujer puso sus ojos en las vacas, estas empezaron a saltar y a huir, tirando toda la carga que transportaban. El hombre, muy enfadado, se giró y gritó a la mujer y rápidamente todos los vecinos se acercaron al lugar. Al final alguien recordó "mira, Emilio, es de los ojos. Era joven, según dicen, y ya hacía mal con los ojos". El Sr. Emilio nunca más se olvidó de esto ni de lo que sucedía a quien se confundía en el credo.
Ubicación: Paredes de Coura
Ubicación: Paredes de Coura