La Torre de Vilar, más que una construcción militar, es un símbolo de poder de la nobleza señorial, constituyendo un importante ejemplo de la
domus fortis [residencia fortificada] en el territorio del Tâmega y Sousa.
Debió de ser construida entre la segunda mitad del siglo XIII y el inicio del siglo XIV, aunque el primer testimonio de esta Torre está datado en el siglo XV.
Según las Inquirições [encuesta administrativa] de 1258, “Sancte Marie de Vilar” era un “Honra” [territorio] perteneciente a la familia de don Gil Martins, de la familia de los Ribavizela.
De planta rectangular, la Torre de Vilar se yergue sobre un afloramiento granítico que corona una pequeña elevación.
Fue construida en un excelente conjunto de granito, con la presencia de varias siglas [marcas] de cantero [pedrero].
Las fachadas presentan numerosas rendijas y todavía subsisten diversas ménsulas [piedras salientes] utilizadas como soporte de los pisos.
El último piso correspondería al adarve [lugar de vigía] y debió de poseer también almenas y merlones, hoy en día desaparecidos, que coronaban el parapeto de la Torre.
Las intervenciones llevadas a cabo por la Ruta del Románico contribuyeron a acabar con el estado de ruina de la Torre de Vilar de los últimos siglos.
Ubicación: Lousada