La feria de Barcelos se celebra cada semana, los jueves, en el Campo da República (Campo da Feira). Se trata de una feria tradicional y marcadamente rural que privilegia los productos agrícolas locales y está por excelencia ligada a la venta de productos artesanales, como las vajillas de Barcelos, los gallos, los trabajos em madera, linos y bordados entre otros.
Ningún viaje por el Norte de Portugal está completo sin la visita a la feria semanal de Barcelos. El jueves es un día diferente, semejante a un día de fiesta. Ya de madrugada comienzan a llegar los feriantes, algunos están aquí desde la víspera, montam los puestos y las +primeras luces del alba comienzan a llegar los primeros clientos. A medida que avanza el día aumenta el tráfico de vehículos y peatones, la ciudad, habitualmente tranquila, se transforma en un espacio pujante y dinámico. Calles y plazas se llenan de gente que aprovecha el día para relacionarse, negociar, comprar, regatear, y resolver trámites buracráticos. Los cafés y espacios públicos rebosan de gente de todas as partes, lo que da color y vida al paisaje urbano, una vez realizadas sus compras en la feria tradicional. Los forasteros encantados com este ambiente, sonidos y colores , solos o en grupo, recorren la feria y la ciudad contemplando las particularidades que convierten a este territorio y a esta feria en únicos en Portugal, proporcionando una experiencia única de contacto com la autenticidad de la cultura miñota y barcelense. Toda esta maraña de gente que acude a la feria desaparecerá al final de la tarde del jueves, pero sólo hasta que se repita todo este ritual la semana siguinte, cuando la ciudad vuelva a recibir a la feria y sus gentes.
Ubicación: Barcelos
Ningún viaje por el Norte de Portugal está completo sin la visita a la feria semanal de Barcelos. El jueves es un día diferente, semejante a un día de fiesta. Ya de madrugada comienzan a llegar los feriantes, algunos están aquí desde la víspera, montam los puestos y las +primeras luces del alba comienzan a llegar los primeros clientos. A medida que avanza el día aumenta el tráfico de vehículos y peatones, la ciudad, habitualmente tranquila, se transforma en un espacio pujante y dinámico. Calles y plazas se llenan de gente que aprovecha el día para relacionarse, negociar, comprar, regatear, y resolver trámites buracráticos. Los cafés y espacios públicos rebosan de gente de todas as partes, lo que da color y vida al paisaje urbano, una vez realizadas sus compras en la feria tradicional. Los forasteros encantados com este ambiente, sonidos y colores , solos o en grupo, recorren la feria y la ciudad contemplando las particularidades que convierten a este territorio y a esta feria en únicos en Portugal, proporcionando una experiencia única de contacto com la autenticidad de la cultura miñota y barcelense. Toda esta maraña de gente que acude a la feria desaparecerá al final de la tarde del jueves, pero sólo hasta que se repita todo este ritual la semana siguinte, cuando la ciudad vuelva a recibir a la feria y sus gentes.
Ubicación: Barcelos