António Pinto Madureira, minero, profesión que le sirvió de apodo, vino para S. Cipriano, en 1920, para abrir una mina y por aquí quedó. El “Minero” poseía dotes de curandero. A él recurrían personas de varios locales, que en desespero buscaban la cura para sus enfermedades y dolencias. Tales poderes le valió una pena de cárcel de siete meses y quince días, substituida por una multa de treinta escudos (moneda anterior al Euro) por cada día de condena.
Pero es su faceta artística que merece destaque. Almitas, Cruceros y Estatuas de Santos, fueron cuidadosamente esculpidos y trabajados en granito, en una conjugación entre elementos profanos y religiosos.
Las almitas del Señor de la Salud se localizan en el lugar de Falcão, en S. Cipriano.
Ubicación: Resende